Fuente: CCIAP
En un simple análisis de las finanzas del Estado, la realidad refleja que los ingresos no alcanzan para cubrir los gastos, por ende, se recurre a la deuda; es decir, la manta no nos cubre los pies y no tenemos como arroparnos enteros.
Actualmente, hay 59 mil empleados del sector privado menos y 247 mil informales más que en el año 2012. Mientras que la planilla estatal la componen aproximadamente 257 mil funcionarios; es decir, 5 mil más que en el 2021, mientras que el Vale Digital lo reciben más de 330 mil personas.
Si tomamos en cuenta que el trabajador formal es aquel que contribuye al sistema de salud y de pensiones de la Caja de Seguro Social y mediante sus impuestos aporta a la estabilidad de las finanzas del Estado que deben traducirse en obras para el bien de todos los ciudadanos; mientras que, las personas ocupadas de manera informal no contribuyen en la misma forma, pero si hacen uso de los bienes del Estado creando un importante desbalance en la economía nacional; los números antes presentados pintan una complicada situación laboral que tiene un impacto directo sobre la situación del país.
Por esto, desde la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá, insistimos que la urgencia nacional debe ser la creación de plazas de empleos en el sector privado y la promoción del emprendimiento formal a través de un marco adecuado para el desarrollo empresarial, acompañado de planes de estudios enfocados en preparar mano de obra calificada para suplir las necesidades del mercado laboral; a fin de que las personas tengan la capacidad de acceder a posiciones que permitan su crecimiento y desarrollo profesional, y a la vez que mejoren sus condiciones de vida y la de sus familias.
Si 7 de cada 10 panameños trabajan para las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas, es necesario que retomemos acciones que permitan fortalecer el desarrollo de estas empresas, como planes que faciliten el acceso al crédito, y desarrollo de programas que propicien la contratación de personal a medio tiempo, entre otros.
El sector privado está llamado a ser el gran empleador del país, generando un círculo virtuoso en la relación empleador – colaborador: incentivando el fortalecimiento de las empresas, fomentando la inversión privada, aunado a la constante formación del capital humano, resultaría el camino que nos lleve a recuperar la confianza de inversionistas locales y foráneos, que miren en Panamá un puerto seguro para sus capitales, logrando así la generación de más plazas de empleos dignas, que promuevan el desarrollo de los individuos y por ende de la sociedad en su conjunto, logrando mejores días para nuestro país.
Es evidente que el Gobierno Nacional tiene que reevaluar y tomar medidas que no ejerzan más presión sobre las finanzas, que eviten profundizar la incertidumbre y reconstruyan la confianza, pieza clave para incentivar la inversión y la generación de empleos, apoyando la creación de oportunidades a través de políticas públicas que se traduzcan en una mejor calidad de vida.
Está demostrado que los panameños quieren labrarse mejores días mediante el trabajo honrado, digno y bien remunerado, que además los convertirá en actores activos en la construcción del país en que todos queremos vivir. Esto se logra promoviendo la inversión privada para que proporcione estos empleos. Es en esta dirección que deben enfilarse los cañones.