Por Lenny Durán
Los eventos disruptivos que se han registrado en los últimos años (pandemia, fenómenos naturales y geopolíticos o guerras comerciales) han revelado la vulnerabilidad de las cadenas de suministro, lo que ha llevado a empresarios en los Estados Unidos a analizar la relocalización en el continente americano.
La encuesta “Reestructuración estratégica de las cadenas de suministro en las Américas”, realizada por la consultora global KPMG, reveló que 81% de los ejecutivos entrevistados en ese país consideran que una vez que termine toda su fase de relocalización estratégica, parte de esas cadenas de suministro (principalmente de Asia) las ubicarán en los países del continente americano. El sondeo involucró a 250 tomadores de decisiones en Estados Unidos.
“Nuestros estudios indican que 59%, para ser exacto, de las cadenas de suministro están en algún lado en el continente americano. Si se da este cambio del 81% que dicen que las quieren acercar más rápido, este porcentaje se va a incrementar algo cercano al 79%. Y el 76% de estas personas indican que estos cambios ya los tienen planeados o definidos, que van a suceder en el próximo año o en dos años”, informó Ricardo Delfín, líder de Clientes del Mercado de Clúster de México y Centroamérica de KPMG.
Las organizaciones ahora recurren a un enfoque más localizado, centrándose en la proximidad para aumentar su agilidad y estabilidad. El strategic shoring consiste en trasladar la huella geográfica de una cadena de suministro global a ubicaciones en las Américas, a fin de acercar la producción a Estados Unidos. Casi tres cuartas partes de las personas encuestadas en el estudio de KPMG señalan que el strategic shoring ha mejorado la resiliencia de sus cadenas de suministro, así como su agilidad operativa, destaca el informe.
Las empresas están haciendo sus rutas comerciales en las Américas más dinámicas para reducir su dependencia de Estados Unidos y Canadá. Actualmente 62% de las cadenas están en Estados Unidos; 39% en Canadá, 29% en Brasil 29% y 27% en México. No obstante para los próximos tres años se espera una presencia en los Estados Unidos de 44%, en Canadá 30%, en México 36% (un incremento importante) y en Brasil 27%. El sondeo también anticipa un aumento marginal de la presencia de las cadenas de suministro en Colombia y Chile (un punto porcentual).
Velocidad, flexibilidad y agilidad, prioridades
Héctor Díaz-Santana, socio de Impuestos y Legal de KPMG en México, mencionó las variables principales que están jugando un rol sobre la relocalización para los tomadores de decisiones.
Para los entrevistados el costo de la localización sigue siendo importante (33%), aunque este aspecto era más relevante hace dos años (37%). Los tomadores de decisiones están valorando mucho la velocidad (28%) al momento de tomar una decisión sobre sus cadenas de suministro (25% hace dos años). También las eficiencias e incentivos fiscales por parte de los países son relevantes para las estrategias de los tomadores de decisiones (28%), aunque hace dos años este aspecto era más importante (32%). Un 27% prioriza la flexibilidad y agilidad (25% hace dos años) y 27% la sostenibilidad (25% anteriormente). El cumplimiento queda en el último puesto de los seis indicadores, aunque no por eso deja de ser importante (22% vs 30% hace dos años).
“La agilidad evidentemente se refiere a la velocidad de adopción de estos cambios, qué tan rápido me puedo alinear a una nueva directiva, a un cambio en el mercado, a la escasez de un determinado flujo, también a la velocidad del comercio. Se torna relevante qué tan rápido puedo producir y entregar a mi mercado destino y la que sea mi actividad, producto o mi servicio y por último el tema de la sostenibilidad”, explicó Héctor Díaz-Santana, socio de Impuestos y Legal de KPMG.
Los representantes de KPMG consideran que todas las empresas que se localicen en México y Centroamérica van a demandar una serie de servicios que pueden ser logística de servicios de suministros, entre otros y eso puede beneficiar a las pymes.
En el caso de Panamá, Ricardo Delfín destacó que una de las grandes ventajas que tiene el país es su historia de logística, sus dos puertos con capacidad instalada y sus dos canales (el Canal de Panamá y el Canal Seco).
Entre los retos que tiene Panamá está determinar si esa capacidad instalada es suficiente para las nuevas empresas. “El reto es la capacidad. Lo que se debe trabajar un poco más en Panamá es el tema del sector manufactura y que no sea nada más un tema de traslado de mercancías”.
Retos para la implementación
Los tomadores de decisiones indicaron que entre los retos para la implementación de las cadenas de producción están: dificultades reglamentarias para aprovechar los acuerdos de libre comercio/ incentivos gubernamentales (31%), costo real de la mano de obra necesaria (29%), costo de producción (27%), falta de herramientas en el país (24%).
Además antes de tomar decisiones valoran el entorno fiscal (23%), la diferencia cultural entre la nueva ubicación y la base de operaciones (22%), incidentes de ciberseguridad (21%), baja calidad/disponibilidad de proveedores de segundo y tercer nivel (21%), incidentes de seguridad física (18%), infraestructura insuficiente (16%), riesgo de fraude/pérdida de IP/Inquietud social (16%) y falta de capacidades lingüísticas por parte del personal (14%).
Entre los factores que consideran los tomadores de decisiones en el strategic shoring están complejidad de un cambio sustancial en la cadena de suministro (39%), satisfacción con los costos generales actuales (34%), mejor acceso a las habilidades o talentos necesarios en la ubicación actual (34%), dificultad para beneficiarse de acuerdos comerciales en nuevos países potenciales (34%).
Además priorizan el deseo de mantener la participación de mercado en los países donde opera actualmente la cadena de suministro (29%), dificultad para materializar los beneficios de los incentivos gubernamentales prometidos en los países potenciales (29%), diversidad de proveedores de segundo y tercer nivel en la ubicación actual (21%), falta de sitios con suficiente infraestructura de producción y envío para satisfacer las necesidades (21%), dificultad para repatriar los ingresos por la venta de activos de producción en la ubicación actual del proveedor (18%), complejidades regulatorias, de cumplimiento y ASG con nuevas ubicaciones (18%) y la falta de interés de la Alta Dirección (8%).