La exportación de bienes regionales se desaceleró, pero las exportaciones de servicios se recuperaron fuertemente. Las cadenas marítimas de suministro mantienen disrupciones por el conflicto en Ucrania.
Por Lenny Durán
El comercio mundial registró una fuerte desaceleración en 2022, producto de los múltiples conflictos registrados en los ámbitos económico y político.
La guerra Rusia-Ucrania, la alta inflación, las secuelas de la pandemia de COVID-19 y las tensiones geopolíticas han afectado el volumen del comercio mundial de bienes. Luego de registrar un crecimiento de 9,8% en 2021, en 2022 aumentó solo 3,5%. Para este año se espera que el crecimiento sea de 1%, de acuerdo con las proyecciones de la Organización Mundial de Comercio. Los pronósticos iniciales apuntaban a una expansión del volumen de 4,7%.
Aunque en 2022, las exportaciones regionales de bienes se desaceleraron (20% vs 27% en 2021) al igual que las importaciones (24% vs 38% en 2021), las exportaciones regionales de servicios se recuperaron fuertemente (45,4% entre enero y junio contra 1% en el mismo período del año anterior) impulsadas principalmente por la reactivación del turismo.
El año pasado, el precio de los productos que la región exporta creció menos que el precio de productos que importa (+14% frente a +18% respectivamente).
Los datos forman parte del informe “Perspectivas del Comercio Internacional de América Latina y el Caribe 2022. El desafío de dinamizar las exportaciones manufactureras”, publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). “La pandemia del COVID-19 y el conflicto en Ucrania han evidenciado la alta dependencia regional del abastecimiento externo de productos manufactureros estratégicos como medicamentos, dispositivos médicos y fertilizantes”, destaca el informe.
Ante el panorama geopolítico actual (persistencia del conflicto en Ucrania, endurecimiento de las políticas monetarias, la crisis energética en Europa y el recrudecimiento de la pandemia en China), la Cepal avizora que las perspectivas del comercio mundial para este año no serán favorables y se producirá una marcada desaceleración. “En esta difícil coyuntura, resulta urgente avanzar en la conformación de un mercado regional amplio y estable que genere escalas eficientes de producción y promueva encadenamientos productivos intrarregionales”, recomienda el organismo de la ONU.
Crisis en las cadenas de suministro
El informe de la Cepal también evidencia las profundas disrupciones observadas en las cadenas mundiales de suministro por vía marítima desde el inicio de la pandemia, las cuales se han visto agravadas por la guerra de Rusia contra Ucrania. Las cadenas marítimas de suministro movilizan el 80% del volumen del comercio mundial de bienes y el 70% de su valor.
La Cepal enumera cuatro factores principales que han generado cuellos de botella: 1. Cierres masivos de actividades para evitar el contagio de COVID, que mantuvieron a la fuerza laboral apartada de la producción de bienes y la provisión de servicios (incluidos los servicios portuarios y logísticos. 2. La mayor congestión en los puertos. 3. La limitada disponibilidad de contenedores. 4. La elevada concentración de la industria naviera.
Estas disrupciones tuvieron diversas consecuencias, entre las que destacan la escasez de productos importados, las alteraciones en los mercados de logística, la pérdida de confiabilidad de los embarques debido a las demoras atribuibles a la mayor congestión y un marcado aumento de los fletes marinos, que se mantienen en niveles superiores a la prepandemia.
“El mayor desafío que enfrenta el transporte marítimo de carga es recuperar su confiabilidad, que se ha visto alterada por las disrupciones ya mencionadas. Desde enero de 2019, la fiabilidad de los itinerarios marítimos programados alcanzó el valor máximo en mayo de ese año. Entre junio y diciembre de 2020 registró una pronunciada tendencia a la baja, tras lo cual experimentó una relativa estabilización. En 2022 se mantuvo, en promedio, en un 34%. Las medidas operativas adoptadas por las navieras durante el primer tramo de la pandemia, especialmente las cancelaciones de paradas (blank sailings), han tenido un impacto significativo en la pérdida de confiabilidad de los itinerarios marítimos”, resalta el informe.
La Cepal plantea la necesidad de revisar el marco regulatorio internacional del transporte interoceánico, incluidas algunas propuestas en materia de defensa de la competencia, así como la necesidad de ajustar dicha institucionalidad a los urgentes desafíos en materia climática que enfrenta la industria.
Una oportunidad
La Cepal considera que las crecientes tensiones geopolíticas, los avances tecnológicos vinculados con la cuarta revolución industrial y la necesidad de reducir la huella de carbono del transporte de carga pueden converger hacia un escenario de acortamiento o regionalización de las redes internacionales de producción, en el que las empresas multinacionales buscan reducir su exposición a perturbaciones del suministro y acercarse a sus principales mercados de consumo.
“Dicho escenario ofrece atractivas oportunidades a la región, especialmente asociadas a la llegada de empresas manufactureras interesadas en acercarse al mercado estadounidense. Dada la importancia de la cercanía geográfica en dicha estrategia, las oportunidades asociadas a eventuales procesos de deslocalización cercana (nearshoring) parecen concentrarse en países como México, Costa Rica y la República Dominicana, que además poseen acuerdos de libre comercio con los Estados Unidos” destaca el estudio.