Fuente: CCIAP
Un país donde el engranaje estatal deja de dar respuesta a las necesidades de sus ciudadanos debido a décadas de acumulación de factores como corrupción, falta de transparencia en el manejo de los fondos del Estado, incremento sostenido de los gastos, especialmente en planillas, entre otros, es un país que no puede prosperar por falta de planificación e implementación de políticas públicas que trasciendan gobiernos, que se enfoquen en el desarrollo del individuo, y la sociedad, en materia de educación, salud y seguridad social, por mencionar algunas.
En el Panamá de hoy vemos ya las profundas consecuencias de una población con un alto grado de hartazgo por sentirse impotentes ante la falta de respuesta y de empatía de los gobernantes, empresarios y la sociedad en general a necesidades básicas que afectan su diario bienestar.
Es ante este escenario que aparecen oportunistas con promesas de salvación, enfocadas en controles e imposiciones insostenibles, que ya han demostrado ser fracasos en otros países, y cuyo resultado es una población más empobrecida por querer solucionar el problema inmediato, sin realizar un análisis de las causas raíz, evitando así enfocarse en soluciones profundas, convirtiéndose ellos mismos, a la larga, en lo que tanto han criticado.
Como gremio responsable y preocupado por el desarrollo del país y su gente, la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá (CCIAP) por años ha señalado las diferentes áreas en las que el Estado se ha quedado corto en cumplirle a los ciudadanos, a saber, educación, salud y seguridad social, institucionalidad y desarrollo económico sostenible; entre otros, y también, ha planteado acciones para enrumbar estos elementos medulares para que los panameños podamos desarrollarnos como individuos completos con acceso a oportunidades.
Asimismo, hemos participado de diferentes diálogos entendiendo que en la suma de diferentes mentes e ideas se pueden encontrar mejores soluciones. Pero, también desde ya hace tiempo hemos indicado que hay que pasar del papel a la ejecución, quedarse en diagnósticos es dejar al paciente sin aplicar el tratamiento.
En las últimas semanas, el país se ha visto envuelto en un nuevo proceso de diálogo. Sin embargo, a diferencia de los anteriores, este se da de manera excluyente, habiendo evitado la participación de actores claves, bajo presiones, y con la presentación de información tergiversada como sustento a sus planteamientos.
Definitivamente que Panamá necesita urgentemente reformas de fondo. Sin embargo, no es a través del secuestro de la ciudadanía mediante el cierre de las vías, o ante presiones de huelgas, que se conseguirán estos cambios. Por el contrario, el seguir insistiendo en estas amenazas denota una real falta de interés por quienes las incitan, en poder llegar a acuerdos reales de cara a la ciudadanía, sino más bien a seguir incitando caos e incertidumbre con otros objetivos en mente.